El Chorrillo, 17 de
enero de 2015
%2B12.29.00.png)
De todo ello lo que más me llama esta noche la atención es
esa arrogancia que produce ganas de vomitar, esa casta de engendros que
arropados unos con otros por el dinero o por el humo de los incensarios han
llegado a tener la plena convicción de que España es una propiedad privada y que como tal pueden hacer uso de ella
a su entero capricho. Si uno no parte de esta premisa asumida por esta gente es
totalmente imposible que hubiera alguien como esta ex-alcaldesa que hablase
como habla. Sería penoso tener que recordar todos los desmanes de esta gente,
la arrogancia que la mayoría de ellos exhiben como carta de presentación; están
en las portadas de todos los periódicos y televisiones privadas, en cualquier
hemeroteca. La infamia hoy es de dominio público, es parte de la sustancia
primera del poder.
¿Pero qué es eso de la arrogancia, en qué consiste, cómo
llegan algunas personas a ese punto de degradación que además no sólo no
parecen percibir los oyentes sino que además se convierte, parece, en estandarte
de una clase, la tan bien nombrada casta. La cosa llega hasta el punto de que oír y ver a una señora de estas características le produce a uno inmediatas ganas de vomitar. Pero no sólo sus actos,
se ve obligada a dejar la alcaldía como consecuencia de demandas de corrupción
y al día siguiente una cadena de televisión la contrata como tertuliana. Así
funciona la cosa. A vuela pluma se me ocurre pensar en lo interesante que sería
poner a esta mujer frente a sor Lucía en un programa de gran audiencia. Pura
dinamita.
Los arrogantes parecen como si se nutriesen del aplauso de
una panda de imbéciles, que como al tonto del pueblo ríen sus gracias y les
aplauden a rabiar, un mecanismo que retroalimenta el cerebro de algunos ponentes
hasta el punto de llenarles la sangre y el verbo de altanería sin límites.
¿Qué valor, qué sentido tiene la vida de esta gente? A
veces los imagino en una borrachera permanente de sí mismos y de su engreimiento
y no despertando de ella ni en los momentos previos a su muerte. Vidas
estériles que se inventaron una existencia inútil llena de fuegos de artificio,
una mentira tras otra atravesando los años frente al espejo, ensayando siempre
el gesto altanero, la mirada altiva, ese cómico de que nos habla Shakespeare,
"la vida no es más que una sombra que pasa, un pobre cómico que se pavonea
y agita una hora sobre la escena", sólo que en este caso el cómico, que ha
seguido asiduamente cursos de arrogancia y altanería hasta conseguir un máster
en tal materia, creyéndose el rey del mambo, lo que hace es dar muestra de
una necedad mucho más notoria, ciego como está en su borrachera de
autosuficiencia.
Pidamos a los cielos que esta basura que ocupa el país sea
barrida de la faz de la tierra para siempre durante este año, que todos los
Castedos, Casados, Pones, Cospedales, Aguirres, Barcenas, Ratos y carroña
similar los barra el viento de la cordura de los votos de los ciudadanos de
este país. Que así sea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios